¿Qué es TDAH?

El trastorno por déficit de atención con o sin hiperactividad (TDAH) es un trastorno que se inicia en la infancia y se caracteriza por dificultades para mantener la atención, hiperactividad o exceso de movimiento e impulsividad o dificultades en el control de los impulsos.
El TDAH se ubica en la clasificación de los trastornos mentales de la Asociación Americana de Psiquiatría, en el apartado de trastornos por déficit de atención y comportamiento perturbador (DSM V, quinta edición del manual diagnóstico de los trastornos mentales, 2013)
De acuerdo con ésta clasificación, se establecen 3 subtipos del TDAH, según la presentación del síntoma predominante:
  • Tipo con predominio del déficit de atención.
  • Tipo con predominio de la impulsividad-hiperactividad.
  • Tipo combinado.
En la clasificación estadística internacional de enfermedades de la OMS, el TDAH se ubica en el apartado de Trastorno hipercinético, clasificado en cuatro categorías básicas:
  • Trastorno de la actividad y de la atención.
  • Trastorno hipercinético disocial. 
  • Otros trastornos hipecinéticos
  • Trastornos hipercinético sin especificación.
La característica esencial del TDAH es un patrón persistente de desatención y/o hiperactividad-impulsividad, más frecuente y grave que el observado habitualmente en sujetos de un nivel de desarrollo similar.
  • Según el DSM-IV, para diagnosticar el TDAH en cualquiera de sus categorías, se debe presentar en dos o más ambientes.
  • Algunos de estos síntomas que causan alteraciones, estaban presentes antes de los siete años de edad.
  • Debe haber pruebas claras de deterioro clínicamente significativo de la actividad social, académica o laboral, es decir, que los síntomas interfieren de forma significativa en la vida de la persona.
  • Los síntomas no aparecen sólo en el transcurso de un trastorno generalizado del desarrollo, esquizofrenia u otro trastorno psicótico.
Algunos autores destacan las dificultades de autocontrol como eje central del trastorno. En este sentido se describe el TDAH como “un déficit para inhibir la conducta prepotente”.
Hay que distinguir el TDAH de comportamientos propios de la edad en niños activos, retraso mental, situaciones de ambiente académico poco estimulante y sujetos con comportamiento negativista desafiante (DSM-V).
 

Características

 
Se pueden presentar las siguientes características y deben de darse en situaciones sociales, familiares o académicas durante un mínimo de 6 meses y en discordancia con el nivel de desarrollo del niño:
  1. Dificultad para mantener la atención: los niños con este trastorno no pueden mantener la tención durante mucho tiempo y se aburren más fácilmente, sintiéndose sobre todo atraídos por actividades de gratificación inmediata.
  2. Conducta hiperactiva e inapropiada: Los científicos han demostrado que éstos niños son significativamente más activos que el resto, en cualquier momento del día, incluso durante el fin de semana y mientras duermen. Su comportamiento habitual es la inquietud, moverse innecesariamente, hablar en exceso, golpear con los dedos, etc.
  3. Dificultad para controlar sus impulsos: Tiene grandes problemas para esperar las cosas o situaciones de la vida cotidiana, como los turnos en el recreo y las compras, etc. En estos casos el niño se muestra inquieto, habla mucho y alto. Su impulsividad y descontrol les lleva también a buscar riesgos, de ahí que están más expuestos que otros niños al consumo de alcohol u otras  adicciones en su adolescencia. Tienen problemas para administrar el dinero,etc.
  4. Dificultad para seguir instrucciones: Estos niños tiene una dificultad especial para entender con precisión un conjunto de instrucciones, de manera que olvidan actividades que se les ha pedido que se hagan. De ahí que los padres tengan que estar recordándoles continuamente lo que tiene que hacer. Este problema puede estar relacionado con un déficit en el lenguaje interiorizado que les lleva a no conseguir dirigir su propia conducta.
  5. Trabajo y estudio de forma irregular: Aunque estos  niños tienen una inteligencia media o superior a la media, en muchas ocasiones no son capaces de acabar las tareas y necesitan una ayuda y supervisión. No es que no puedan hacer las tareas sino que no lo pueden hacer con constancia. Su trabajo va a estar influido por las condiciones ambientales cotidianas. Su motivación al estudio depende más de una disciplina externa que de su propia motivación personal e interiorizada para conseguir sus propias metas.
Hay conductas muy características que manifiesta el alumno en clase y que pueden ser las siguientes:
  • Se levantan del asiento permanentemente o se mueven sin parar cuando están sentados.
  • Se pone a jugar con pequeños juguetes que traen de casa.
  • Hablan fuera de turno y tararean o cantan canciones sin darse cuenta o cuando los demás están en silencio.
  • Empiezan tareas o exámenes sin leer las instrucciones detenidamente.
  • Sus compañeros dicen de ellos que no comparten las cosas con los demás  y que les cogen objetos que no son suyos.
  • Manifiestan gran impaciencia si tienen que esperar un turno en el recreo o en el comedor.
  • Reaccionan con impulsividad y, a veces, de forma violenta si algún compañero les molesta.
  • Tienen una baja tolerancia a la frustración, por lo cual suelen abandonar las tareas difíciles y cambiar de actividad.
  • Se distraen fácilmente ante las explicaciones largas del profesor.
Se debe tener en cuenta que para que estas conductas sirvan como verdaderos  indicadores, deberían darse la mayoría de ellas y de forma habitual.
 

Causas

 
Aunque no existen pruebas concluyentes acerca de las causas que producen este trastorno, las que barján como más probables son las siguientes:
  1.  Factores Neurológicos: Disfunción cerebral o anomalías en el desarrollo del cerebro. Bastantes estudios apoyan la teoría de que estos niños tienen alteraciones funcionales en la parte frontal del cerebro, que es la responsable de inhibir la conducta, mantener la atención, el autocontrol y la planificación temporal. También se ha sugerido la teoría de un déficit en la cantidad de alguno de los neurotransmisores del sistema nervioso (dopamina y norepinefrina), de ahí que los hiperactivos respondan bien a lso fármacos estimulantes.
  2. Disminución de la actividad en determinadas regiones cerebrales: El área del cerebro relacionada con la inhibición de la conducta y la demora en la respuesta a las situaciones, responsable, además de mantener o inhibir nuestra atención durante períodos largos de tiempo, presenta una actividad menor de la adecuada. Cuando menos activos son estos centros inhibitorios de nuestro cerebro, más activa será la conducta del niño.
  3. Sustancias consumidas durante el embarazo: El tabaco y el alcohol, si son consumidos durante el embarazo, pueden producir anormalidades en el desarrollo de algunas zonas de la región frontal del cerebro. También la exposición a determinadas sustancias tóxicas, como el plomo, pueden provocar un daño en el tejido cerebral.
  4. Herencia: en algunas investigaciones se sostiene la hipótesis de una predisposición genética al DAH, puesto que los padres biológicos de estos niños parecen tener más problemas psicológicos como la depresión, problemas de conducta o conducta antisocial, alcoholismo e hiperactividad en comparación con padres de hijos no hiperactivos. No obstante, quedan aún bastantes incógnitas por resolver, como saber que es lo que realmente se hereda, para lo cual se necesitan estudios que evalúen a todos los familiares del niño hiperactivo.
     

Diagnóstico

 
La detección precoz, así como un diagnóstico e intervención adecuados, serán fundamentales para la prevención o manejo de lso problemas asociados al trastorno, determinando en gran medida la evolución del mismo.

El diagnóstico debe realizarlo preferentemente un equipo multidisciplinar integrado al menos por un psiquiatra, un psicólogo clínico…… con conocimientos sobre el TDAH. Los padres y profesores habitualmente detectan problemas y los profesionales establecen el diagnóstico.

Fundamentalmente, el diagnóstico se basa en una evaluación a nivel médico, psicológico y pedagógico, orientada respectivamente a determinar las condiciones físicas del niño, su estado emocional, sus capacidades y su nivel de aprendizaje. Con todo esto se podrá descartar que las dificultades de comportamiento o/y rendimiento se deban a otras causas distintas del TDAH.

El diagnóstico del TDAH puede ser dificultoso por la presencia de comorbilidad y de síntomas del trastorno en otras entidades diagnósticas, que dificulta el diagnóstico diferencial, para su realización se necesitará información de los padres, de los profesores y del propio niño y es importante utilizar diferentes instrumentos diagnósticos como cuestionarios, entrevistas clínicas, pruebas y si es posible la observación directa del niño en la misma escuela. Actualmente no existen pruebas ni biológicas ni psicológicas que establezcan el diagnóstico, éste se establece por criterio clínico, pero los instrumentos de evaluación completan y aportan información fundamental para el clínico que debe establecer el diagnóstico.

Principalmente el diagnóstico se basará en el cumplimiento de los criterios del DSM-IV, que son los criterios diagnósticos establecidos por la Academia Americana de Psiquiatría (1994) o del CIE-10 (1992) que son los reconocidos y establecidos por la OMS, ambas clasificaciones están reconocidas internacionalmente.

Una evaluación completa del niño, aportará información fundamental para establecer el diagnóstico y para establecer el plan terapéutico.

La edad “ideal” para acudir al profesional dependerá de las características de cada caso. En principio, siempre que se observan problemas en el funcionamiento cotidiano de un niño respecto a lo esperable por su edad de desarrollo, o si es un niño al que no se consigue manejar educativamente está justificada la consulta con un profesional.

No obstante, como se ha señalado con anterioridad, en general las manifestaciones del TDAH s empiezan a observar claramente con el inicio de la escuela primaria, cuando aumenta el nivel de exigencia referente a la atención y autocontrol en clase, el horario es más estructurado y disminuye el grado de supervisión individualizado en detrimento de la exigencia de un mayor grado de autonomía.

Consecuencias negativas de la falta de detección

 
  • Baja autoestima.
  • Fracaso escolar
  • Conductas disruptivas.

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